El estudio del Shiatsu es una vasta empresa que necesita años y a menudo el curso estándar de 3 ó 4 años no es suficiente. Muchos estudiantes, entre los que me incluyo, acuden a una segunda, y a veces tercera escuela, para completar sus estudios. Esto es loable y está totalmente justificado, porque hay tantos enfoques, tantos estilos, que es un estudio sin fin. Por eso nunca dejamos de aprender y de asistir a todo tipo de cursos y talleres de perfeccionamiento.
Sin embargo, a fuerza de encontrar practicantes y estudiantes en todos los continentes donde viajo, observo un aspecto bastante inquietante: la ausencia de un conocimiento correcto del cuerpo humano y, por consiguiente, de técnicas básicas para saber cómo desatar, soltar, recomponer un cuerpo. Recordemos que el Shiatsu no es sólo una técnica energética, lejos de eso.
Un poco de historia
Cuando Tenpeki Tamai creó el Shiatsu (al menos el nombre de la técnica), escribió el libro fundacional del Shiatsu («Ryoho Shiatsu», 1939) de forma muy clara:
- primera parte: páginas y páginas de anatomía
- segunda parte: técnicas de acupresión sin seguir necesariamente los meridianos
- tercera parte: consejos espirituales para el desarrollo del practicante
Resumo a grandes rasgos, y a la espera de la traducción completa de este libro (que está en curso en la NAJOM), podemos basarnos con seguridad en estas tres partes. La primera parte difiere de la tradición por una influencia occidental muy clara: el conocimiento detallado del cuerpo humano.
La Escuela Namikoshi, que fue la primera escuela en formar sistemáticamente a los practicantes, siguió este camino. Más aún, el paso a Estados Unidos de Toru Namikoshi (el hijo mayor del fundador) y sus estudios con el fundador de la quiropráctica (fundada en EE.UU. en 1895 por Daniel David Palmer), no hicieron sino reforzar este enfoque mecánico del Shiatsu. En consecuencia, esta escuela (así como las otras dos reconocidas oficialmente por el Estado japonés: Kuretake y Chosei) desarrolló no sólo la presión de los tsubos, sino también todo un arsenal de técnicas que permiten trabajar y restaurar el cuerpo en sus funciones.
No olvidemos que todos los alumnos de Masunaga sensei aprobaron el diploma oficial de practicante, y que el propio Masunaga consideraba su enfoque como una especie de formación de postgrado basada en los meridianos y la energía. Pero antes de adentrarse en este estudio, todos ellos tienen una sólida base de conocimientos sobre el cuerpo.
En las escuelas marciales como Koho Shiatsu, el enfoque es global: el cuerpo, los meridianos, la medicina oriental, la energética, todo está cubierto. Y esto es bastante lógico, ya que las artes marciales son técnicas que ponen a dura prueba los cuerpos físicos, que necesitan recuperarse y a veces repararse, pero que al mismo tiempo desarrollan hermosas capacidades energéticas.
Esta es la razón por la que nunca pude poner en duda lo expresado por ninguno de los maestros japoneses que he conocido o con quienes he estudiado una u otra forma de Shiatsu. Sean cuales sean sus sutiles y avanzadas explicaciones sobre la energía, todos son capaces de volver muy rápidamente a las bases, es decir, a las técnicas corporales. Ejemplo por excelencia: ¿cómo resolver un lumbago? Se puede recurrir a los puntos de acupuntura, pero esto es largo y a veces incierto. Pero utilizando técnicas mecánicas adecuadas y conociendo al detalle la anatomía de la columna vertebral, puede hacerse en pocas sesiones.
¿Significa esto que un método es mejor que el otro? No, ambos son perfectamente complementarios. Pero cuando se construye una casa, se empieza por los cimientos. La estructura y el techo que tocan el Cielo vienen después. Si no, construyes una casa al revés y caminas de cabeza.
¿Cuáles son las bases que hay que estudiar?
En Europa, el éxito del enfoque energético del Shiatsu ha formado generaciones de practicantes que sólo saben esto. Son muy competentes, ése no es el problema. En cambio, en cuanto me encuentro con sus alumnos y les pido que aflojen un cuello, una pelvis o un hombro, constato con demasiada frecuencia que hay poca o ninguna competencia en técnicas mecánicas. Sin embargo, el dolor de origen mecánico es el que más encontramos en nuestra práctica. ¡Y esto nos interpela! Nos lleva a preguntarnos cuáles son los famosos fundamentos que todos deberíamos tener dominados en la punta de los dedos.
Cuando hablamos de las bases, pienso en las raíces corporales, aquellas que hacen que el cuerpo funcione como un todo. Como ser encarnado, tengo ante todo un cuerpo material, entonces debo estudiar sus principios. Esto ha sido estudiado maravillosamente por la medicina, basta con abrir un libro y estudiar los principales sistemas:
1. El sistema esquelético y sus articulaciones: el Shiatsu está literalmente lleno de técnicas de movilización articular. Saber cómo manipularlas para restablecer la movilidad de este sistema, cómo estimular el hueso, cómo separar las fibras de colágeno, me parece que es la base de nuestros fundamentos.
2. El sistema muscular: constituye el aparato locomotor y se contrae, se lesiona o se tensa con facilidad. También en este caso, saber distinguir los músculos estriados de los lisos, comprender cómo abordarlos y restablecer sus funciones es una base esencial.
3. El sistema nervioso: sabemos que el Shiatsu actúa muy positivamente sobre el sistema nervioso, pero pocos practicantes pueden mostrar técnicas específicas sobre el nervio vago, por ejemplo, para desbloquear el nervio ciático, aliviar una cruralgia o también elegir sobre el SNC qué nervios presionar para tener un efecto sobre el cuello, el tórax o las piernas, sin mencionar siquiera un órgano preciso.
4. El sistema sanguíneo: si hay un líquido presente en todos los rincones de nuestro cuerpo, ése es la sangre. Cómo potenciarla, mejorar su creación, su circulación, hacer un lavado de sangre para limpiar las arterias, conocer los peligros y problemas de este sistema, parece ser una base importante, sobre todo en una técnica que presiona y, por tanto, a veces bloquea el flujo sanguíneo.
5. El sistema linfático: si cualquier esteticista sabe hacer un drenaje linfático, es porque hay un interés en ello. Dónde se encuentran nuestras cadenas ganglionares linfáticas, cómo estimularlas o calmarlas, cómo mejorar la limpieza del cuerpo por la linfa, ésta sigue siendo una parte importante, que con demasiada frecuencia descartamos con una sonrisita como si no fuera importante.
6. Las fascias: mientras que la medicina se interesa cada vez más por estos tejidos increíbles, uno tiene la impresión de que, aparte de una minoría (a menudo italiana) de practicantes de Shiatsu, no hay conocimiento ni interés por lo que parece ser un enorme depósito de energía, agua y juego de tensiones (en este caso hablamos de tensegridad). Qué pena.
7. El sistema cutáneo: todo el mundo habrá aprendido que la piel respira y que al menos en esto la ligamos a los pulmones. Extremadamente sensible, receptiva y también sujeta a todo tipo de problemas, la piel sólo se ve como un órgano y no como un todo con interacciones complejas. También en esto hay trabajo por hacer.
8. El sistema hormonal: hay un gran silencio sobre este tema. No aprendemos dónde están sus glándulas, ni siquiera qué hacen, y mucho menos cómo actuar sobre ellas. Hay una carencia evidente en el aprendizaje del Shiatsu respecto al sistema endócrino.
¿Y los órganos? En mi opinión, no constituyen una base para aprender Shiatsu, sino un estudio ya más avanzado. Que yo sepa, no hay estómagos en todo el cuerpo, nosotros tampoco tenemos tres como los animales rumiantes. Las bases están conformadas por sistemas que se encuentran en casi todo nuestro cuerpo. No conocerlos y no saber actuar sobre ellos significa menos apoyos para estabilizar nuestro hermoso edificio llamado Shiatsu. Los órganos ya representan una especie de especialización porque nos llevarán directamente a lo energético.
¿Qué pasa con la energía?
Soy consciente de que lo que estoy diciendo molestará a más de uno, pero pensemos un poco más lejos.
La materia no es más que energía, como han dicho los más grandes científicos y los antiguos maestros del Lejano Oriente. La ciencia y el conocimiento empírico se están fusionando hoy en día, lo cual es una buena noticia. Además, trabajar con los meridianos es algo magnífico que abre inmensas perspectivas y campos de acción. Es comprensible que este aspecto siga siendo una especie de Grial que hace brillar los ojos y que juremos por él. Pero si el estudio y el trabajo del cuerpo sólo se realizan gracias a los puntos y a la energía, sería como conocer sólo una cara de la moneda. Peor aún, sería olvidar que un cuerpo es ante todo materia, que se alimenta de materia, que descompone la materia, que la transforma y la despide.
La experiencia de los años demuestra que un doble enfoque es mucho más eficaz. Saber trabajar directamente sobre el hígado y armonizar el meridiano del Hígado es un enfoque pertinente y funcional. Además, un cuerpo distendido o un órgano relajado permitirán un mayor flujo de energía y el trabajo del meridiano se verá enormemente facilitado. No olvidemos que el cuello y todas las articulaciones del cuerpo son pasajes donde los meridianos se estrechan, se comprimen y, en consecuencia, son lugares donde la energía se bloquea. ¿Quién no ha tenido que trabajar con un cuello hiper tenso? Por lo tanto, saber movilizar y desbloquear una articulación es de suma importancia para reabrir los canales energéticos.
Pero lo magnífico del Shiatsu reside en el uso de la presión de los dedos. Esta técnica es el puente que une los dos aspectos inseparables del cuerpo. Presionando más o menos profundamente actuamos sobre la materia mediante un efecto de compresión-relajación. Este movimiento de compresión-relajación está en el corazón mismo de nuestra existencia (compresión del cerebro durante el parto para activarlo, de los pulmones para vaciarlos de líquido amniótico) y por eso mismo que -parafraseando a Tokujiro Namikoshi- la presión reactiva «las fuentes de la vida».
Y al mismo tiempo esta presión activa y conecta la energía del practicante y la del receptor, como tan bien ha visto Shizuto Masunaga. Los flujos se mezclarán rápidamente y el practicante podrá dirigirlos hacia donde la persona los necesite, dispersar la plenitud, liberar el estancamiento y llenar los vacíos. Por tanto, la técnica de la presión de los dedos (literalmente Shi-Atsu) implica de facto la comprensión y el estudio de los dos aspectos tratados en este artículo: la materia y la energía. Es importante recordar que, si bien la energía preside la creación de la materia, ésta sólo se organiza y estructura gracias a la materia y con apoyo de ésta. Por lo tanto, es indispensable conocer nuestras bases y las técnicas inherentes al cuerpo humano.
¡Buena práctica!
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